domingo, 19 de septiembre de 2010

LOS HECHICEROS VUDÚ DE FERNANDO LUGO


La historia argentina recuerda que la salud del Presidente Roberto Marcelino Ortiz, aquejado de diabetes, empeoró progresivamente, quedando ciego completamente, obligándolo a presentar su renuncia definitiva al cargo de presidente 27 de junio de 1942. A mediados del año 2001, el presidente de Bolivia, Hugo Banzer, de 75 años y enfermo de cáncer, formalizó su renuncia ante el Congreso nacional de su país para abocarse a la lucha contra su grave enfermedad.
A diferencia de sus homólogos de Argentina y Bolivia, el cura presidente de Paraguay Fernando Lugo insiste en seguir ocupando un cargo para el cual, paulatinamente, va quedando incapacitado. El entorno presidencial, instigador de la insólita pretensión, parece dispuesto a convertir al presidente en un zombi al más puro estilo del vudú.

El zombi, figura legendaria propia de las regiones donde se practica el culto vudú, es según la fantasmática popular un muerto resucitado por medios mágicos por un hechicero, quien lo revive para convertirlo en su esclavo.
De acuerdo con la creencia, un houngan, bokor o hechicero vudú sería capaz mediante un ritual de resucitar a un muerto, que quedaría sin embargo sometido en adelante a la voluntad de la persona que le devuelve a la vida. La palabra se relaciona con el nombre de una serpiente divina que es objeto de culto en las regiones de lenguas níger-congo (también adorada en el vudú bajo el nombre de Damballa), y que está emparentada con el término kikongo nzambi, que significa dios.

EL PRESIDENTE ZOMBI
“El Presidente no va a renunciar por su enfermedad, esa es una fantasía de algunos”, expresó enfáticamente Miguel López Perito, secretario general de la Presidencia de la República y aspirante a hechicero vudú en la pornocracia arzobispal de Fernando Lugo.

Sin embargo, ha sido una constante la ausencia de Lugo en su lugar de trabajo, así como la limitación de sus actividades, algo que inexorablemente irá evolucionando para peor con el transcurso de las semanas, dado el grave cáncer linfático en grado terminal que lo aqueja.

La insólita respuesta, que insinúa una especie de inmortalidad del cura-presidente, o la posibilidad que su muerte sea ocultada para que sus cortesanos sigan disfrutando de las mieles del poder, es apenas un signo más de la desesperación que embarga al luguismo ante el inminente desenlace de la situación.

NICANOR JURA, LUGO SE VA
La desesperación del cura Fernando Lugo y su séquito de cortesanos aumenta ante la inminente asunción al cargo de senador de Nicanor Duarte Frutos y está bien justificada, opinan analistas políticos.

Todo parece indicar que la primera maniobra de Nicanor una vez que asuma su banca, será buscar la inmediata destitución de Lugo por incapacidad para ejercer el cargo debido a su grave cancer linfático. La suerte está echada: o se va por enfermedad, o se va por juicio político, para lo cual el Congreso está facultado por la Constitución.

En ese caso, deberá asumir el vice presidente, con quien la corte del cura ha sido siempre hostil.

Por otro lado, los liberales quieren evitar un precedente que permitirá a Lugo candidatarse a senador en el 2013.

LA DESESPERACIÓN JUSTIFICADA DE LÓPEZ PERITO
El vice-presidente de la república Federico Franco deberá reemplazar al presidente Fernando Lugo, cuando sus fuerzas ya no le permitan seguir desempeñando sus complejas funciones.

Sucede que Franco ha sido constante blanco de ataques e insultos por parte del entorno más próximo al presidente Fernando Lugo, sobre todo el grupo liderado por Miguel López Perito.

De acuerdo con el Artículo 234 de la Constitución, los presidentes de las cámaras de Senadores y Diputados están en tercer y cuarto lugares en la línea de sucesión, por detrás del Vicepresidente de la República.

La figura del vicepresidente Federico Franco ha sido constantemente denigrada por miembros del entorno de Lugo, al punto que se espera una barrida general en los cargos de confianza una vez que asuma la presidencia. Por esta razón, los temores y la desesperación de López Perito están más que justificados.
Al personaje en cuestión le resulta mucho más fácil, desde luego, soñar con la fantasía del muerto que gobierna, a la manera de un esclavo zombi sometido a sus designios.

UN ESCLAVO ZOMBI
Por extensión, ha pasado a la literatura fantástica como sinónimo de muerto viviente y al lenguaje común para designar en sentido figurado a quien hace las cosas mecánicamente como si estuviera privado de voluntad. En realidad, el presidente Lugo se ha desempeñado de esa manera mucho antes de saberse de su grave enfermedad.

El etnobotánico canadiense Wade Davis viajó a Haití para estudiar lo que pudiera haber de verdad en la leyenda de los zombis y llegó a la conclusión de que se podía convertir a alguien en zombi mediante el uso de dos sustancias en polvo. Con la primera, se induciría a la víctima a un estado de muerte aparente. Sus parientes y amigos la darían por muerta y la enterrarían, y poco después sería desenterrada y revivida por el hechicero. En ese momento entrarían en acción los segundos polvos, una sustancia psicoactiva capaz de anular la voluntad de la víctima.

El ingrediente principal de la primera sustancia, el coup de poudre, una toxina que se encuentra en el pez globo, que habita las costas del Japón y el Caribe. Administrada en una dosis semiletal, es capaz de crear un estado de muerte aparente durante varios días, en los cuales el sujeto sigue consciente a pesar de todo. Otras fuentes hablan del uso del estramonio o datura, que en Haití se llama concombre zombi, esto es, «pepino zombi». Según la creencia popular, la ingestión de sal liberaría al zombi de los efectos de la droga.
Davis popularizó también la historia de Clairvius Narcisse, un hombre que aseguraba haber sido víctima de esta práctica y haber vivido como esclavo zombi en una plantación durante dos años.

Como un Clairvius Narcisse contemporáneo, el presidente paraguayo Fernando Lugo se apresta a seguir en el cargo hasta el lejano agosto del año 2013, sólo para saciar la voracidad sin límites de sus cortesanos sumergidos en turbios negociados e intentos de estafa al estado a través de sobrefacturaciones varias, que van desde panificados en la Secretaría de Emergencias hasta tierras destinadas a la reforma agraria.

Decía Nietzsche que se cuando se necesitan compañeros, se necesitan compañeros vivos; no muertos y cadáveres que tenga que llevar a cuestas por donde vaya. La advertencia no hace mella en los cortesanos del cura, dispuestos a prorrogar la vida mas allá de la enfermedad y la muerte si es necesario, desafiando una vez más a las leyes de la naturaleza que, por cierto, hace tiempo están maltrechas en Paraguay. LAW

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